viernes, 6 de agosto de 2010

Navarino y su papá


El de la foto es mi papá. El mismo, sí. El siempre dice que, en la familia, es el blanco y yo el negro. Pero, en estos tiempos poscoloniales, ser negro es mejor que ser blanco. Seguro. Lo digo por experiencia propia (incluso ser animal). Bueno mi papá es un poco raro (además de andar con un globo de color) a veces se va y luego viene. La última vez que vino fue hace como dos meses y luego desapareció. Yo, como gato choro que soy, no lo echo ni de menos aunque a él le encantaría que sufriera -como “felino abandonado”- en cada una de sus partidas. Las pinzas! Qué se joda!
Ahora mi mamá me dice que está por volver. Bueno y qué! -le digo yo si, a la larga y como siempre, se las va a arreglar para irse de nuevo. Ya buscará otro lugar dónde escaparse (espero que, en esta vuelta, no sea por tanto rato).
A fin de cuentas, el gato que va y viene parece él. Yo, como siempre, tranquilo en casa...

miércoles, 9 de junio de 2010

Navarino y el cumple de su madre


Ayer llegó a mi casa otro yo y otra ella. Eso quiere decir que a esta gente (mis padres) no les bastó con meter a otros gatos -por mucho de ficción e instrumentales que sean- en la casa. Ahora nos meten a nosotros mismos, es decir, hay otros nosotros en la casa. La Imer sin pata y yo guatón. Y ya están, esos extraños, que en el fondo somos nosotros mismos representados, dentro de mi hogar. Cómo podremos lidiar con ellos, es decir, con nosotros mismos. Por suerte, en esta vuelta, no comen (un detalle importante) ya que vienen reflejados y re-presentados en un azulejo (ver foto).
No te preocupes, entre tanto gato raro deambulando en casa, sabemos que somos los preferidos… Feliz cumpleaños mamá. Estos nosotros tan bien reflejados son para ti. Ahhhh, el papá dice lo mismo, desde lejos (como siempre).

domingo, 30 de mayo de 2010

Navarino menos exótico


Hoy llegó este loco a mi casa. Qué onda? A mis viejos, este último tiempo, les ha dado por meter al hogar cuanto bicho raro -es decir gatos no negros- se les pasa por delante. La Imer ya lleva un montón de rato y la aguanto porque es negra y le falta una pata. Yo viví todo su proceso de despatización. Hasta la echo de menos cuando se tiene que ir al hospital. Pero este otro de piel rara, ni chilla, ni maúlla, ni come, ni ná. Además es colorinche, con pinta de siempre feliz y sin problemas existenciales. Claro! Si ni habla el loquito. No tiene ni blog. Y sonríe… cosa que yo no puedo. El único, supuestamente, era Cheshire, el gato de Alicia, pero ahora… Las pinzas! aparece uno nuevo, lleno de vida, colores y no deprimido… y -para más recacha. Como si estuviera sacando pica- se está riendo siempre. Una risa a flor de piel… No parece gato. Cuando le pregunté a mi mamá sobre este extraño personaje, me dijo que era un regalo que había enviado un amigo desde África… Raro porque si es de África debería ser negro, no? Ese no es el continente negro? O es un/a gato/a aún más exótico/a que yo? No me digan ahora que supera a mi característica e irresistible negritud insular… Era lo que me faltaba! Vuelta de página…

domingo, 9 de mayo de 2010

Navarino y los aristo-cats


Con ganas de salir del frustrante tema. Entre tanta y tanta secuela de terremotos, maremotos insulares y réplicas, ayer pillé a mis padres cometiendo un acto de traición hacia la pura y total negritud gatunesca. Estaban, a media tarde, viendo una de las películas menos gatunas -con gatos- de la historia del cine popular. Gozaban en frente de la pantalla del computador viendo gatos elegantes, de raza y pura sangre. Completamente lo contrario a lo que soy yo y mi hermana Imer. Negros, gordos, feos (sin pata) y de isla pueblerina, de baja calaña y poco habitada por hombres y gatos. Lo peor es que en esa película todos eran como sacados del epicentro de la mitología blanca. La guapa y educada “Duquesa”, madre de tres gatos de poco mundo, en vías de educación total, tocadores de música clásica y pintores a lo Toulouse Lautrec. Unos franceses de principios del siglo pasado más cuicos que no se qué. Su dueña -gatuna ferviente- una vieja más pirula y parada que cuidaba a sus críos-niños como si de hijos naturales de tratara. Además, una película de Disney ¡guácala! de esas que tratan de convencer a la gente que lo que ellos dicen y plantean socialmente es lo mejor de lo mejor: la pura y santa verdad. Disney-Dios. Capaz que por eso la gente prefiera tener gatos cuicos y blancos y no negros, arrabaleros y populares como yo. Como pueden ver, queridos blogueros, me pegué la misma lata de mis padres… me zampé la película completita. Medio me enamoré de la blanca “Duquesa” y medio me identifiqué con el arrabalero y súperheroico “Tomás O’ Maley”. Un gato de baja categoría, medio colorín que se las daba de alto nivel gracias a su experiencia y “donjuanismo”. Una cataplasma si lo comparan con un gato como yo. Más que arrabalero, insular, gordo y negro. Nada de gatos colorines europeos, si no que de sudacas de la profundidad del pueblo insular… Si entienden esta entrada como resentida y clasista: no se preocupen. Es verdad. Parte de la envidia que me dio no ser el engrupidor gato negro, gordo y grande que tuvo y tiene a sus pies a la blanca, guapa y cuica “Duquesa”. Cuestión de clases que gatunamente no sirve para nada. A fin de cuentas -y el consuelo es siempre el mismo- el gato real c’est moi! A votre sante cheri O’ Maley.

lunes, 5 de abril de 2010

Navarino y su casa que ya no existe


Señores ¡Esto es una locura! Hay que decirlo. Donde me ven es la baranda de la terraza de la última casa donde viví en mi querida isla de Robinson. Aquella foto de archivo muestra los veinte metros de distancia que tenía mi hogar del mar. Y hace poco más de un mes, el mar de esa tranquila bahía se enojó y se metió al pueblo hasta sus narices! El mar se desbordó de su sitio para arrasar con parte del poblado San Juan Bautista. Tanto que esa/mi cabaña ya no existe (como tampoco muchas construcciones más). Se fue la municipalidad, el registro civil, la capitanía de puerto y hasta la oficina donde trabajaba mi padre. El mar al entrar y salir -en la tragedia sin duda más grande del archipiélago en su historia- se llevó hasta mi excasa. Los que allí vivían ahora se quedaron sin nada… Fuera de lugar y con un proyecto de rehacer vidas, familias, gatos e islas.

martes, 16 de marzo de 2010

Navarino y la traición de la Sra. Naturaleza


La traición de la Sra. Naturaleza. La misma que da picaflores rojos y maravillosas islas endémicas. La misma que llamamos Madre. Ahora nos falló. Las olas fueron exageradas. Podrían haber hecho menos mal. Si todos sabían que había un terremoto en el continente. ¿Por qué mandar la ola hasta la puerta de mi casa?
Así era y así quedó. La foto de la derecha son los restos de la isla donde nací. Como ya saben, soy isleño. Y un devastador maremoto, ocurrido en febrero pasado, arrasó con todo el plan de la población donde exactamente viví, comí y gocé, junto a los gatos y gente de mi pueblo. Luego de viajar a España, la última de mis casas, donde pasé casi un año - mi último año en la Isla Robinson Cruso-, ya no está. Se la llevó unas de las siete olas que cambiaron, en un ir y venir, el rostro de un pueblo que no se lo merecía. Cuántos como yo quedaron entre las aguas que ahora son la semblanza de ese “mar que tranquilo te baña”. Sra. Naturaleza, tome mejores precauciones para la próximo vuelta. Mire que esto no es chacota. Hay isleños y gatos de por medio.
Pd. IRC: los gatos negros, grandes y gordos del mundo estamos con Uds.

viernes, 26 de febrero de 2010

Navarino y su doble extranjero


Mis viejos están cada día más perdidos. Ahora, como buen febrero del cono sur, optaron por salir de vacaciones. Por supuesto, a mí y a la Imer nos dejaron tirados. Como si ná... viendo pasar la estival lluvia valdiviana. Pero la verdad, eso no es nada. Los bípedos -como no pueden estar sin mí- fueron capaces de encontrar a "otro yo" durante su periplo. Y además, enroulé, comme moi! No serán los muy...
Primero, otro como yo: no hay!!!
Segundo, ese es un simulacro, un impostor, un otro, un doble de mí mismo que no me llega -si se moviera, por lo menos- ni a los talones...
No serán -en esos lugares donde esta gente vacaciona- los gatos negros tan tranquilos como una foto? Como el de la foto que está acá arriba, digo.
Como pueden ver hay todo tipos de gatos. Gatos para tirar a la chuña. Entre ellos éste, que -a vuelo de mirada y en honor a la verdad- algo tiene de ese pelaje negro brillante-acolchonado que me caracteriza. Es que entre felinos del allá y del acá: "no hay gato encerrado".

domingo, 7 de febrero de 2010

Navarino y Hugo: un perro andaluz



Este es Hugo. Un perro hijo de unos amigos de mis padres. Es guapo, grande y peludo. Por lo visto bastante simpático (así, por lo menos, se ve en la foto). Personalmente no lo conozco. Es un perro andaluz, de Sevilla, y hay dos cosas de él que me llaman la atención. Una buena y otra mala. La buena es que es negro. Gordo no, pero grande y negro. Como yo. Y la mala es que siempre lo comparan conmigo. Todos los amigos que nos conocen a ambos, es decir, a Hugo y a mí, nos comparan. Comparaciones inútiles. Él es perro y yo gato. Yo tengo una vida gatuna envidiable que ya se quisiera Hugo. Él es perro andaluz y yo gato insular con residencia temporal en tierras flamencas. Y olé!

viernes, 1 de enero de 2010

Navarino y un año de blog



Hace un año que la Imer tuvo el accidente. Hace un año que me lancé al mundo de la literatura en blogs (una especie de literatura portátil). Hace un año estaba de peor humor para la navidad y el año nuevo. Por eso aprovecho mis buenos ánimos actuales para desearles a todos los navarinonautas un FELIZ AÑO 2010 y un feliz primer aniversario del blog del gato negro, gordo y grande.
En la foto: como siempre, echado sobre el sillón.
La cursileria: el deprimente árbol de pascua que me acompaña. Otra vez guatearon mis viejos.