domingo, 20 de diciembre de 2009

Navarino y la pata en el yogur


Público presente. Una imagen dice más que mil palabras.
En estas fechas tan señaladas es hora de dar gracias, pedir perdones y exhibir debilidades. Dispensen lo largo de la película, pero su único objetivo es mostrarles una de mis mejores debilidades: el yogur. Es tanta la devoción que tengo sobre él que he aprendido a meterle la patita para sacarle el mayor de los provechos (de los 32'' en adelante del film). Como pueden ver, no queda nada en el pote. Con esto, les puedo demostrar el mejor de los actos de lucidez animal. Acto que se reduce al sorprendente avance y sobrevivencia de los gatos de color en este mundo descolorido en el que nos toca "aperrar".

sábado, 5 de diciembre de 2009

Navarino y la mala pata de la Imer


Ésta loca si que no para. No basta con que venga de una isla perdida (que lleva su nombre) en la que estaba desahuciada. No basta con que, supuestamente, la atropellaron el 16 de diciembre del año pasado y perdió una pata. Vean este mismo blog para mayor información. Ahora a la re muy golosa le dio por taponearse con sus propios pelos. Es decir, no podía hacer caca porque el exceso de pelos que se tragó no lo permitían. Por décima mil vez al veterinario. Y venga esperar, esperar y no hacía. Cuando ya no quedaban más opciones, la pobre coja se fue otra vez a pabellón. Operación para sacarle la bola de pelos con caca que llevaba dentro. En mi casa -aunque ya deberíamos estar acostumbrados- otro despelote. Que se muere, que no pasa la operación, que la pobre no podrá superarlo porque no tiene “una patita”, en fin… la gata, la gata, la gata que se come sus pelos. Una especie de antropofagia capilar. Entre pitos y flautas, la chica volvió hace dos días a la casa. Como si nada. A ella le da igual. Lo único que lleva puesto descaradamente son ocho puntos en su guata depilada que pueden ver en la fotografía que adjunto (bostezo incluido). Hay que ver. Vida de gatos negros y de islas.