domingo, 21 de junio de 2009

Navarino y el gusto intelectual


Si de gatos intelectuales se trata, yo me pongo primero en la fila. Cuando era menos haragán, perdía tardes enteras cultivándome al ritmo de buenos y recordados autores. Llegaba a familiarizarme tanto con ellos que terminaba mimetizándome con sus contenidos de las maneras más exóticas del mundo. En ocasiones, fui una especie de condenado de la tierra, luego un felino de color orientalista. ¡Cuál recuperación del otro perdido! Como ejemplo, miren esta foto. Estoy una tarde de domingo, luego de terminar de leer el libro “La distinción. Bases sociales del gusto” de Pierre Bourdieu (un amigo de mi papá le dice pierre burdel) pololeando de lo lindo con el autor y con los contenidos que propone. ¡Ah! y si de contenidos se trata: ¿Quién dijo que sobre el gusto no hay nada escrito? El sr. burdel tiene la palabra.